El equipaje está listo. Maletas llenas de temas, instrumentos e ideas. Y ahora... la larga espera.
Nos comeremos las uñas antes de abrir el equipaje y haremos turnos para que quede siempre alguien despierto. De momento un buen café caliente pensando en un vals, una danza transdanubiana o en la canción de un barco varado en el polder.
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